Salutación

  • Querido y entrañable D. Juan Avalos Andrade, reverendo cura párroco de la Puebla de Cazalla,
  • Estimado Hermano Mayor y Junta de Gobierno de nuestra venerable Hermandad de Jesús Nazareno, Nuestra Señora de las Lágrimas y San Juan Evangelista,
  • Hermanos Mayores y representantes de las cofradías de la Puebla de Cazalla,
  • Hermandades de Gloria,
  • Grupo Joven de las distintas hermandades,
  • Hermanas franciscanas del Rebaño de María,
  • Institución Secular de las Cruzadas Evangélicas
  • Cofrades todos,
  • Queridos familiares, compañeros y amigos:

 

Agradecimiento

Quiero agradecer a D. Miguel Núñez la presentación que acaba de hacerme. Pero creo que se ha excedido en elogios, ya que la gran amistad que nos une le impide ser totalmente objetivo. Así que, Miguel, ¡muchísimas gracias! por tus palabras, tu amistad y tu afecto. Quiero deciros que es para mí un orgullo y una satisfacción enorme estar aquí con vosotros para pronunciar este Pregón. La responsabilidad que me embarga en estos momentos me abruma, y no encuentro palabras con las que poder expresar mis sentimientos. Creo que asumir esta responsabilidad supone hasta cierta osadía por mi parte, pero también un verdadero reto y un gran honor.

 

Confidencialmente, os voy a decir que cuando este joven cofrade que es Jesús Martagón Guerrero, vino a mi casa a ofrecerme este acto, jamás me había pasado por la imaginación, pero lo hizo al anochecer, en su soledad más absoluta, y acompañado sólo de su ilusión y su fe, con un trato exquisito y una delicadeza increíble. Desde el primer momento me ganó, y aunque supe que no podía negarme a ello, le dije que lo pensaría. En esos momentos, infinidad de interrogantes pasaron por mi mente.

 

En primer lugar, la evocación y el recuerdo permanente de mi padre. ¿Qué diría si en estos momentos me estuviera viendo? Creo que se llenaría aún más de la Gloria que tiene que estar viviendo. Pero, ¿y mi responsabilidad ante ustedes? Nada más irse lo tuve claro. Por un lado, no podía defraudar a este joven, lleno de ilusión y de fe. Por otro, el recuerdo de mi padre me empujaba a ello. Y en contra, sólo me quedaba la responsabilidad ante todos, si el pregón no resultara de vuestro agrado, pero entonces pensé que sabríais también perdonármelo.

 

Así que asumí este reto, con todas sus consecuencias y aquí me tenéis. Sí os quiero advertir que este Pregón os va a resultar un poco atípico, pues lo que voy a hacer es un recorrido, desde mi infancia a la actualidad, vinculado siempre a la Hermandad de Jesús, y me detendré también en los problemas más acuciantes que afectan a nuestra sociedad.

 

La infancia y el entorno

 

Nací en el número 11 de esta Plaza del Convento, el 24 de diciembre de 1937, y aquí me crié, apuntándome mi padre a la Hermandad de Jesús el 1 de enero del 39, es decir, cuando sólo tenía un año y una semana de vida. Desde entonces, han pasado 68 años. Me eduqué en el Colegio del Convento, con las monjas del Rebaño de María, fundado como monasterio por el cuarto conde de Ureña, D. Juan Téllez Girón, entre 1554 y 1555. De las monjas de mi niñez, recuerdo a la madre Cecilia, a Sor Encarnación, Sor Amparo, a la madre Isabel, a la madre Teresa, … y aquí permanecí hasta los siete años de edad, en que tuve que pasar a la Escuela Pública, con D. José Rodríguez Ramos, mi primer gran maestro, y que andando el tiempo mediaría con mi padre para que yo pudiera seguir estudiando, y tengo que reconocer además que, después de él, todo me resultaría fácil.

 

Aquí, en este colegio, me inculcaron la importancia del sacrificio y del esfuerzo, la dedicación al estudio y el amor por los demás, la caridad y el respeto para todos. ¡Así se educa y se forma a la gente, y no como se hace hoy! ¿Quiénes inculcan ahora estos valores? ¿La Educación para la Ciudadanía?, cambiada ya antes de salir por la ¿Filosofía y Ciudadanía? Yo sinceramente creo que no, porque la formación de una persona no depende de una asignatura, sino de factores muy diversos, como por ejemplo la familia, hoy casi destruida por el impulso que se ha prestado al divorcio, el aborto y al menosprecio que se ha sometido, llamando también matrimonio a lo que no tiene nada que ver con él.

 

La familia es y constituye el núcleo más importante de nuestra sociedad y de nuestra cultura, y debemos velar permanentemente por ella. ¿Sabéis que España es el país de la Unión Europea que menos ayuda presta a la familia, no llegando ésta ni al 1 % del PIB? Concretamente el 0,52 %: menos aún que Rumanía y Bulgaria, los últimos países del Este que han ingresado en la Unión Europea. ¿Sabéis también cuántos abortos se han practicado en España durante el año pasado? Cerca de 100.000. ¿Os imagináis, por un momento, la repercusión mediática que tendría la destrucción de un pueblo con este número de habitantes? Por ejemplo, Dos Hermanas o Alcalá de Guadaíra. El nombrar estos pueblos obedece a su población, porque creemos que así tomamos mejor conciencia de la realidad tan terrible que estamos viviendo.

 

En segundo lugar, tenemos que considerar la formación moral y religiosa, torpedeada, adulterada y casi perseguida, pues no hay más que observar el esfuerzo que se está haciendo para que el estudio de nuestra religión entre dentro de los planes de nuestra enseñanza pública, favoreciéndose y facilitando en cambio a otras creencias minoritarias en nuestro país. La marginación, cada vez más acentuada, es otro factor importantísimo de nuestro tiempo, fruto de un capitalismo despiadado y de una competitividad sin límites, que lleva en muchos casos al ostracismo y el abandono. La sociedad, el ambiente y el entorno, en el que se desenvuelven el niño y el joven, aparecen también minados por la pérdida de valores, la drogadicción, la violencia de género y el consumismo desorbitado, que constituyen otros de los factores cada vez más ostensibles, de la época que nos ha tocado vivir, y que afectan enormemente a la formación del individuo.

 

Pues bien, de esta etapa de mi infancia, y de esta Plaza del Convento, conservo recuerdos imborrables: D. Pedro Herrera y su droguería con sus hijos, Rafael y Estefanía, a Rosario Muñoz, que siempre me daba una de cal y otra de arena, pues yo, que debería de ser un niño muy travieso, y me tiraba con frecuencia al suelo, me decía: “Eres el niño que más veces se lava y se viste al día en la Puebla”, para después añadir: “¡y el que más sucio está siempre!”. Recuerdo también a Rosalía, con su taller de costura, la Pelala, los de Benítez, los de Bernabé y la casa de Frasquito Cachano, donde todos los años y en el mes de mayo, su mujer ponía la Cruz, y por las tardes, las mujeres del entorno iban a esta casa a rezar el Rosario.

 

De la acera de enfrente, recuerdo a Juan Tranca, los de Palanca, al Tío Curro, la Cuarterona (me vais a perdonar que use los apodos, pero es como los recuerdo de niño), los Limones, Fernando el de Vito, tan devoto de Jesús que creía que era suyo, la Pelala, Paniagua con su barbería, las Dieguinas (familias de mi padre), y Agustín Palazón. Este fue mi entorno, este fue mi hábitat y aquí me crié. Pero había también en la plaza una figura carismática para los niños, era Diego Martagón, que vivía en los bajos del Convento, donde se entraba a través de una puerta que caía a la terraza que hay a la entrada de la Iglesia, y así se comunicaba con la calle. Dicha puerta está sustituida hoy por una ventana. Diego era el campanero, y en las mañanas del cinco de enero, conseguía aglutinar a todos los niños del entorno, que le rogábamos cantando:

 

Diego toca las campanas.

Si no las toca hoy

las tocará mañana.

 

Porque en el Angelus y con el repique de las doce del mediodía, era el momento en que los Reyes nos echaban los juguetes. Era curioso ver la cantidad de niños que nos reuníamos cantando, el nerviosismo que nos invadía, y la gran diáspora que se producía inmediatamente después de repicar, para ir a casa cada uno a recoger sus Reyes. Durante años y años creo que nadie ha reunido más niños que él en una mañana, sin podernos quedar quietos por los nervios y cantando lo de “Diego toca las campanas”. De ahí, la razón de este pequeño homenaje, porque sólo él conseguía reunir en esa mañana, tanta ilusión y entusiasmo entre los niños.

 

También recuerdo a Enrique Lobo, depositario de nuestros Pregones, que gracias a Antonio Moreno, no han desaparecido, y que musicalmente creo que nos llevan a nuestras raíces. Recuerdo también aquellos Pedidores, que me sobrecogían con su grito, y que con bandejas metálicas iban pidiendo en alta voz ¡para nuestro Padre Jesús Nazareno!, y que yo posteriormente evocaría en esta letra por tientos:

 

 

Aunque vengas vestía de nazareno

y pegues las tres caías,

en tu palabra no creo.

 

Con lo que se hacía patente, que Jesús Nazareno es la gran verdad de este mundo. O a esta otra:

 

Un hábito romperé,

pegaíto a las carnes de mi cuerpo,

si vuelvo a verte otra vez.

 

Esto de los hábitos, era entonces muy frecuente, y en el recuerdo de mi niñez, siempre están presentes Carmelita Ruiz, Rosario Muñoz, Rosario Hidalgo, Carmen la Forastera, abuela de mi primo Antonio Guerrero, que llevó hábitos hasta su muerte, Carmelita la Costurera, la Pelala, Dolores Guerrero Cabello, que lo lleva de por vida, la sobrina de Pepehoma, Antonio Vargas Cortés, Genaro, etc. Y lo mismo sucedía con las personas que iban y van de promesa, que en el más grande de los anonimatos, caminan detrás de Jesús, bien por una enfermedad, o por algo tan íntimo y personal que sólo ellos saben, pero que les lleva a poner su fe, su esperanza y su compromiso con nuestro Padre Jesús Nazareno. Desde aquí, mi reconocimiento y mi admiración, por este grupo, que con su fe y su soledad, caminan con su cruz detrás de Jesús.

 

Pero el acontecimiento más importante en la historia de la humanidad, es el nacimiento, la pasión, muerte y resurrección de Cristo, que vino a este mundo movido por el amor de Dios hacia los hombres y para redimirnos de nuestros pecados. Creo que todo esto sintetiza la base de nuestra religión, de nuestra cultura y costumbres. Por eso, tengo que felicitar nuevamente a este Grupo Joven, impulsor de este pregón, que no hace sino marcar el recorrido sobre la pasión y muerte de Cristo, que aquí y en la Puebla, lo celebramos con la Entrada de Jesús en Jerusalén, el Cautivo y su Vía Crucis, el Cristo y la Soledad, Jesús Nazareno y la Virgen de las Lágrimas, y el Santo Entierro y la Virgen de los Dolores, que constituyen momentos claves en la Pasión de Jesús. Jesús, como ya he dicho, es la gran verdad de este mundo; es el Amor con mayúsculas, y de ésto precisamente, es de lo que también está carente nuestra sociedad, sumergida en el materialismo, el laicismo, y en la falta de comunicación con El.

 

¿Por qué estás en esa Cruz pendiente?

¿Por qué ley y por qué razón?

¡Porque dijiste, que sería el amor entre la gente,

la Divina Redención!

 

Evocando en el recuerdo a D. Antonio Rodríguez Buzón, tengo que decirte:

 

Capataz:

Lleva despacio a Jesús

que va muerto por amor

caminando con su cruz.

 

Capataz:

Que no rocen a Jesús

ni el hálito del candor

ni el pétalo de la brisa

que va muerto por amor.

 

Jesús lo es todo para nosotros, y su bendita madre, la Virgen de los Lágrimas, nuestra intercesora. Con ellos, tenemos fuerzas para entregarnos a los demás y vencer las dificultades de este mundo, que nos atenazan, nos zarandean y a veces nos inclinan a soluciones no deseables. Tenemos que seguir de la mano con ellos, que son nuestra luz y nuestro guía, y en los que el amor no termina nunca.

 

Dolorosa, dolorosa mía

en un laíto de mi corazón

te llevo metía.

 

Quiéreme como te quiero

y luego me verás morir

como a Cristo en el maero.

 

 

No creo que pueda hacerse una promesa más bella que ésta, pero es verdad que el camino que en nuestra vida tenemos que recorrer, hemos de hacerlo de la mano de Jesús, ya que con él y con su madre, la Virgen de las Lágrimas, se hará más ligera nuestra cruz, y el camino de espinas menos doloroso y más llevadero:

 

Al ver tu agonía triste y penosa

el cielo se vistió de tinieblas

y hasta la tierra tembló.

Se rompió el velo del templo

y la profecía se cumplió.

 

La familia

En mi casa, la Semana Santa se vivía intensamente. Mi madre decía que era dolorida, es decir, de la Virgen de los Dolores. Su padre, también, y mi tío Pedro Gómez, no digamos … Mi padre y su familia, sabéis todos lo que sentían y sienten por esta hermandad de Jesús Nazareno y María Santísima de las Lágrimas. Para mí, y desde niño, la Virgen más bonita del mundo. Nunca encontré otra más guapa que ella. Es obra del gran escultor Francisco Buiza, que prometió a la Hermandad, hacer una Virgen que no se pareciera a ninguna, ¡y bien que lo consiguió!

 

Mi Virgen de las lágrimas

la más bonita.

Cuando la miro a la cara

hasta el sentío me quita.

 

Me gusta verla llorar.

Sus lágrimas me parecen

caracolillos del mar.

 

 

Viva mi Virgen guapa,

guapa que no cabe más.

Qué ganas tiene la Puebla

de verte a ti coroná.

 

Obra de José Rivera García, es San Juan Evangelista, en el que se refleja perfectamente la maestría y personalidad del artista. Recuerdo, que de pequeño, mi madre me decía: “mira, le va señalando a la Virgen el camino por donde va su hijo”, y que bastantes años después, yo también evocaría en este cante de Manuel Torre:

 

Veo que te vas a quedar

señalando con el deo

como se quedó San Juan.

 

Pero sabemos, que San Juan no está tan estático como aquí se dice. Que se trata sólo de una iconografía simbólica, en la que le va mostrando a la Virgen y a nosotros, el camino que tenemos que seguir para estar con Jesús, siguiendo así sus palabras divinas: “El que quiera estar conmigo, que coja su cruz y me siga”. ¡Porque aquí todos tenemos que llevar nuestra cruz!, y de ello yo doy fe.

 

Santidad y cruz es una.

No hay cruz que no tenga santo

ni santo sin cruz alguna.

 

Como ejemplos de hermanos de Jesús, y miembros de mi familia, tengo que citar también a mi primo José Guerrero Reina, entregado de por vida a la Hermandad, hermano mayor, capataz eterno de Jesús y precursor de los hermanos costaleros. Así como también a sus hijos, Miguel y Antonio, que no se pierden un año sin acompañar a Jesús, y este último, además, importantísimo tercer pregonero de la Hermandad.

 

Jesús es obra del escultor José Rivera García, y que no tiene que envidiar a ningún Nazareno. Para mí es la obra cumbre de Rivera y una de las más importantes del S. XX.

 

Los escultores

Siempre me he preguntado por qué mi interés por escultores y artistas. Creo que porque ellos, con su arte, traen al mundo obras que nos entusiasman y enriquecen, y yo, por mi profesión, he traído también al mundo muchos niños, que son las obras más maravillosas y trascendentales de nuestras vidas. Recuerdo a José Rivera, al que visitaba en su casa de la Puerta de la Carne, a Paco Buiza, en la Casa de los Artistas, en la calle de la Feria, a José Vázquez, en la Cruz Verde, a Rafael Barbero, en Tomares, el mejor de nuestros tiempos de la Escuela Granadina, y el más fiel seguidor de Alonso Cano, etc.

 

Vivencias

Recuerdo también entre mis vivencias, como días antes de que llegara la Semana Santa, mi madre y Antonia “La Zapatita”, a la que recordaré siempre, pasaban días y días limpiando la candelería de la Virgen con “Caballo de Oro”, para que estuviese limpia y reluciente, pensando siempre en el brillo y en la luz como símbolos de Dios, siguiendo, sin saberlo, las directrices de los monjes de Cluny. También recuerdo la preparación del refrigerio, que siempre se hacía en mi casa antes de salir Jesús.

 

De esta época de mi padre, recuerdo a Curro Núñez, a D. Rafael Raya, Nicolás, Curro Lobo, Currito Moreno, Francisco Asencio, Agustín González (Capataz eterno de la Virgen de las Lágrimas), Manuel Rivero, Rafael Fiel, Francisco Romero Ramírez, D. Manuel Benítez, Antonio Moreno, José Bermúdez, el carismático Pepehoma, capataz importantísimo de Jesús, José María Moreno González, los Giráldez y un largo etcétera que yo creo no terminaría nunca.

 

Mi padre, como sabéis todos, fue un hombre firme en sus convicciones y creencias, y aunque austero, por Jesús y su Virgen lo daba todo. Irradiaba felicidad en estas fiestas, y la única vez que le vi llorar, fue cuando los costaleros se negaron a sacar a Jesús. Pero como Dios escribe muchas veces con renglones torcidos, como consecuencia de ello, surgió espontáneamente, un movimiento por parte de todos los hermanos, que sin distinción de edad ni de capacidad física, decidieron llevar ellos los pasos. Esto fue un revulsivo para la Hermandad, y surgió así un cambio de mentalidad que obligó a una participación más activa por parte de todos, y con ello, al nacimiento de ese “Grupo Joven” pujante y participativo, que hoy es orgullo y ejemplo a seguir por los demás. Esto ocurre en 1966, hace ya casi 41 años, y podemos decir con seguridad absoluta que fue la primera “cuadrilla de hermanos costaleros” de toda nuestra Andalucía. ¡Y la Puebla sigue sin tener una calle con el nombre de hermanos costaleros!

 

Como consecuencia de ello, y basándome literaria y musicalmente en la seguiriya del Planeta, tan sabiamente legada por Pepe Torre, escribí recientemente:

 

A la luna le pío,

la del alto cielo,

siquiera una placita,

pa mis hermanos costaleros.

 

La evocación de mi padre

Por todas estas razones, cuando mi padre faltó, no sé si os habréis dado cuenta, pero de una manera motivada por su recuerdo, quise, que las puertas de mi casa estuvieran siempre abiertas el Viernes Santo:

 

A mi nazareno las puertas

le abro siempre,

pa que se acuerde un ratito

de toas mis gentes.

 

Y si no se le abren,

mi corazón llora

Gotas de sangre.

 

 

Así lo vengo haciendo con mi hijo desde que nos quedamos solos, porque no quiero que se oiga nunca esta otra letra:

 

Qué dolor y qué pena,

las puertas tiene cerrada

la casa de Antonio Reina.

 

Testigo de ello, ha sido mi querido y entrañable amigo Antonio Moreno, también hermano mayor e importantísimo capataz de la Virgen de las Lágrimas, y que en el recuerdo de mi padre, tenía siempre la deferencia de pararla en mi puerta. También, como a todos nos llegará nuestro día, cuando hice la reforma de mi casa, respeté incluso un limonero que plantó mi padre, y posiblemente por influencia del mundo flamenco, lo rodeé de yerbabuena, y le encargué a mi hijo por soleá:

 

El día que yo me muera,

me gustaría descansar

entre el limón y la yerbabuena.

 

Cuando en un corto espacio de tiempo, se me fueron todos, escribí:

 

Ni el Gran Poder con su poderío,

ni el Cachorro en su Expiración

pudieron devolverme

lo que más quería yo.

 

Y también esta otra:

 

Si sería gitana buena,

que Dios con su poderío

quiso tenerla a su vera

y a mí loquito perdío.

 

La Saeta Flamenca

Metidos ya en el mundo del flamenco, y conociendo muchos de los que estáis aquí mi afición, no tengo más remedio que hablar un poco sobre el mundo de la Saeta Flamenca. Siempre he dicho, que la Saeta es una manera más honda y profunda de rezar. Que a través de ella, se cantan escenas de la Pasión o el dolor de nuestras Vírgenes, Cristos y Dolorosas, durante las fiestas de Semana Santa. Es algo tan íntimo y devocional, que el propio Antonio Mairena, decía, que no era capaz de cantarlas bien sin mirarle la cara a las Vírgenes y a los Cristos, para así, poder expresar mejor su sentimiento y su dolor.

 

Se aflamencan a primeros del siglo pasado, a través de una corriente jerezana que llega a Sevilla, y que cambió las formas de cantarlas, llamándose entonces Saetas por Seguiriyas y Martinetes, convirtiéndose así en un gran cante, con las mismas dificultades y duende que el mejor estilo flamenco. ¿Pero quiénes fueron los artistas jerezanos que trajeron esta forma distinta de cantar a Sevilla?: La Serrana, Manuel Torre y el Gloria.

 

La Serrana

Mercedes Valencia, “la Serrana”, nos ha legado una saeta maravillosa, primitiva, con aires de toná, pero de gran belleza y dramatismo, exenta de espectacularidad:

 

Los cielos se enturbecieron

y hubo eclipse de sol y luna.

Y le dan azotes crueles

al Divino Redentor

amarraíto a una columna.

 

Manuel Torre

Manuel de Soto Loreto, fue un auténtico creador, y sus saetas son puras evocaciones. A través de él la saeta se transforma y se reviste de un eco profundísimo lleno de matices peculiares. Torre marca un hito, y si históricamente no podemos hablar de quién inventó la primera Saeta, sí podemos afirmar que el mundo saetero está dividido en dos mitades: antes y después del coloso jerezano.

Una mañana de Viernes Santo, en el balcón de D. Eduardo Mihura, y en competencia con el Gloria, al aparecer en la calle el paso de la Sentencia de la Macarena, Manuel con los nervios en tensión, apretando los hierros de la baranda, la voz densa y un poco nasal, recibe a la Imagen con la mejor saeta que se ha cantado en Sevilla:

 

Lo pasean por el pueblo

como si fuera un ladrón.

Delante lleva un pregonero

que pregona en alta voz

la muerte amarga del Nazareno.

 

El Gloria

Rafael Ramos Antúnez, “El Gloria”, le responde entonces a Manuel, con otra saeta increíble, dedicada a la Macarena:

 

Eres guapa y sevillana

y de la tierra eres la flor,

en el cielo soberana,

también la madre de Dios

y estrella grande de la mañana.

 

Su descripción nos la ha legado el gran poeta sevillano Joaquín Romero Murube, que textualmente dice: “Recuerdo ya de mayor aquella saeta sideral del Niño Gloria. Rebosaba su basta humanidad, por encima del herraje de los balcones. Se congestionaba en un esfuerzo titánico para llegar a la altura de su sentimiento. Había tal entrega y sollozo, que se advertía claro, como cada copla le rompía las cuerdas del grito. Lograba ese tono de cristales arañados, que es el duende supremo de los auténticos cantaores. La multitud se hacía un mar de silencio. Un silencio tan absoluto, que se podía oír el rumor lejano de otras calles y hasta de otros barrios, ajenos al rito sublime, que allí se verificaba. A todos nos invadía un escalofrío del otro mundo. Un hombre rudo y basto, a través de una saeta de verdad, hablaba con Dios, y Dios le escuchaba en su agonía”.

 

Desde luego, los cantes del Gloria, están llenos de luz, y su saeta es lo que se llama un cúlmen. Es una saeta vigorosa y fuerte, deslumbrante y de especiales valores flamencos, que han quedado como norma y modelo de la auténtica saeta sevillana. Ese día, según Antonio Mairena, fue la primera vez que los costaleros de la Macarena inventaron el mecido de los pasos, ya que obedeciendo el mandato del capataz, lo alzaban sobre sus hombros, pero no avanzaban, limitándose a moverlos rítmicamente, para no perderse la pugna de los dos grandes colosos, hasta que decidieron terminar sus cantes.

 

Antonio Mairena

En otra de estas Semanas Santas, y en una mañana del Viernes Santo, ante la Virgen de las Angustias del Cristo de los Gitanos, Antonio interpreta otra de las mejores saetas que se han cantado en Sevilla.

 

Pararla por Dios pararla

que contemple su dolor,

que vea su cara triste y dolorosa,

rubia como el sol

y fragante como una rosa.

 

Las gentes se lo llevan en hombros por las calles llenas de entusiasmo, y la procesión permaneció parada no se sabe cuánto tiempo. Lo que sí sabemos es que fue multada, al perder estación en la Catedral.

 

Saeteros de la Puebla

Dentro del mundo de la saeta, ¿qué tenemos que decir de nuestro pueblo?. Pues que se mantiene fiel a sus tradiciones, que conserva su saeta autóctona, y que arrastra una historia interesantísima que va desde los pregones a la actualidad, y que siempre ha tenido, tiene y tendrá saeteras y saeteros importantísimos, como por ejemplo, Carmen Torre, hija de Torrecito, la Crujera, la Puchera, Anita Santos, Gregoria MorenoLobo, el Colorao, Alvaro Triguero, Gabriel Pineda, Manolo el Catato y todos los cantaores actuales, como el Rubito Pará Padre e Hijo, José Menese, Diego Clavel, Raúl Montesinos, etc. Pero también os tengo que decir, que en cualquier esquina, en cualquier calle o balcón, puede surgir y de hecho surge, ese saetero o saetera anónimos que en un momento dado, nos eriza el cabello y hasta nos hace llorar.

 

Salida y entrada de Jesús

Dos de los momentos más emotivos e importantes de nuestra Semana Santa son la salida y entrada de Jesús. La Salida tiene lugar en la madrugada, a las seis de la mañana, y en ella se cantaban y se cantan importantes saetas, en el más profundo de los silencios, llenas de pasión y emotividad:

 

Me dijo a mí Jesús

cuando salía:

Este año no puedo

con mi agonía.

 

Y si no crees

que sea cierto,

espérame en la Plaza

que volveré muerto.

 

¿A qué Plaza nos estamos refiriendo? ¡Sencillamente a la del Convento!, donde me crié de niño, y en la que si importante, es la salida de Jesús, su entrada es la apoteosis, habiendo vivido años en que se hacía hasta interminable:

 

Me dijo Jesús el viernes

en la plaza del Convento:

Ayúdame a llevar la Cruz

que quiero morirme dentro.

 

O esta otra, en la que se refleja el entusiasmo y emotividad del momento:

 

Ni el Señor del Silencio

ni el de Pasión en su carrera,

ni el Gran Poder en San Lorenzo

podrán superar nunca

a mi Jesús por el Convento.

 

Despedida

Y nada más, señoras y señores, mi más profundo agradecimiento a todos por vuestra atención y silencio, que es lo más elocuente que yo he vivido. Particularmente, mi agradecimiento, una vez más, a Jesús Martagón, verdadero artífice de estos momentos, y que ha conseguido llenarme de contenido ese largo espacio de mi vida, que va desde mi niñez al día de hoy.

 

Sí os quiero confesar ahora algo personal, y es que yo creía haberlo conseguido todo, pues quise estudiar y estudié; quise ser médico y lo fui; quise ser ginecólogo y también; quise ser jefe de una gran maternidad y lo fui del Hospital Maternal Virgen del Rocío, hoy Hospital de la Mujer, para mí una de las más importantes maternidades de España y de Europa, y si no ahí están los resultados y los datos estadísticos. Quise ser profesor universitario y lo he sido, de la Universidad Hispalense durante casi veinte años. A los cincuenta años quise estudiar Historia del Arte, y ya tengo terminado hasta el doctorado. También he tenido la experiencia inolvidable de ser Rey Mago en mi pueblo, y en Sevilla en los Hospitales Virgen del Rocío. Mi visita entonces a la Residencia de Ancianos de aquí, y a las unidades de oncología, sobre todo, la de los niños, me impactó tanto, que mientras viva, lo llevaré siempre conmigo. Pero hoy, y aquí, he sabido por primera vez que todavía me faltaba algo: sabéis qué: ¡ser pregonero de Jesús en mi pueblo! Así que gracias a todos, porque me habéis hecho posible este momento, que no olvidaré nunca, y me voy a despedir como empecé, pues:

 

Después de esta mañana

tan intensa como serena

ya podré descansar tranquilo

entre el limón y la yerbabuena.

 

Sevilla, a 25 de febrero de 2007

Antonio Reina Gómez

 

Indice

 

Pregón de Jesús..................................................... 1

Salutación ............................................................. 1

Agradecimiento ...................................................... 2

La infancia y el entorno ............................................4

La familia ...............................................................18

Los escultores ........................................................24

Vivencias ...............................................................25

La evocación de mi padre ........................................ 27

La Saeta Flamenca...................................................33

La Serrana .............................................................34

Manuel Torre......................................................... 35

El Gloria................................................................. 36

Antonio Mairena .................................................... 38

Saeteros de la Puebla ..............................................39

Salida y entrada de Jesús .........................................40

Despedida .............................................................45

Indice....................................................................47

   
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