PRESENTACION POR JUAN PANTALEON ALFARO NAVARRETE
SALUTACION
- D. Enrique Barrera Delgado, Diacono de Nuestra Parroquia
- Estimado Hermano Mayor y Junta de Gobierno de nuestra Venerable Hermandad de Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén, María Santísima de las Lágrimas y San Juan Evangelista.
- Grupo Joven
- Hermanos Mayores y representantes de cofradías de la Puebla de Cazalla
- Hermandades de Gloria.
- Hermanas Franciscanas del Rebaño de María
- Institución Secular de las Cruzadas Evangélicas
- Tertulia Cofrade “El Estandarte”
- Queridos amigos
- Cofrades todos
PRESENTACION
El 23 de Julio de 2.010, sucedió algo dramático en nuestra capilla, como todos ustedes recordareis, se ocasiono un incendio por descuido de un devoto, que dejó una vela a los pies de la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la cual prendió la túnica del Señor. Pero el Señor no quería irse de La Puebla, de su pueblo e hizo que en ese momento llegase a la Capilla una familia a visitar y acompañar a Nuestras Imágenes un ratito, como todos los viernes del año, cuando descubrieron el incendio y pudieron sofocarlo con las únicas herramientas que tenían en ese momento, sus manos. Gracias a ellos y a la ayuda de otros hermanos que acudieron a la voz de auxilio impidieron que el fuego se propagase y causara daños mayores.
Nuestro Padre Jesús sufrió daños en una de las piernas y en el brazo izquierdo, pero nada que el escultor y restaurador Alberto Pérez Rojas no pudiera solucionar, realizando un magnífico trabajo.
El año pasado, no se pudo celebrar nuestro tradicional Pregón, ya que el Pregonero elegido D. Jesús Ruiz Lobo, sufrió un infarto y los médicos le aconsejaron que no diese el pregón por las emociones que le podía transmitir dicho acto. En estos momentos goza de muy buen estado de salud.
En la madruga de Viernes Santos de 2.011, nuestra Hermandad no pudo hacer estación de Penitencia por las calles de nuestro pueblo por el tremendo aguacero que cayó en La Puebla de Cazalla, pero otro aguacero acaeció dentro del Convento, pero esta vez fue de lagrimas. Lagrimas que caían de los ojos de los aquí presentes cuando conocían la noticia de que la Hermandad no hacia la estación de penitencia. Desde aquí, desde este atril, darles las gracias a todos los hermanos, a todos los fieles y a todo el Pueblo en general por acompañar a Nuestras Imágenes durante todo el tiempo aquí, en el Convento, hasta las dos de la tarde como si realizaran la estación de Penitencia. Gracias a todos.
Hoy tengo el honor de presentaros a una persona, a la cual yo le tengo mucho afecto, aprecio y cariño porque lo conozco personalmente y que todos ustedes le conocéis por el trabajo que ha desempeñado en un banco de esta localidad, D. Antonio Andrade Bellido. Es una persona simpática, amable, sincera, honesta, honrada, luchadora y sobretodo amigo de los amigos. Es lo que yo llamo, “una gran persona”.
Nace el 9 de junio de 1.944, día de San Vicente, en el seno de una familia profundamente “Jesuita”, padres, hermano, tíos y primos.
Desde muy pequeño vestía la túnica nazarena en las madrugadas de Viernes Santo, hasta que en 1966, por los acontecimientos acaecidos por los costaleros, decide formar parte de la primera cuadrilla de costaleros voluntarios de nuestra Hermandad, durante varios años. Más tarde cuando deja las trabajaderas, sigue vistiendo el hábito nazareno durante 38 años y ha portado el estandarte en tres ocasiones en las Madrugadas de Viernes Santo.
Pertenece como hermano a las hermandades de la Borriquita, Vera-Cruz y de Nuestra Patrona, Nuestra Sra. de las Virtudes.
Contrae matrimonio con María Macho, fruto de esta unión nacen cinco hijos, cinco “Jesuitas”, Rosario, Juan, Pilar, Fátima y Antonio. Todos con carrera universitaria. Su hijo Antonio pertenece a la cuadrilla de costaleros de María Stma. de las Lágrimas.
Realiza sus estudios primarios en las Escuelas Nacionales “San José”.
En 1.958 empieza su vida laboral, comienza a trabajar durante cuatro años en la tienda de tejidos de Anselmo Barrero en calle Victoria y luego continúa durante siete años en tejidos Olmedo.
Mas tarde, en 1.969 comienza su caminar por la banca, nueve años en el BANCO COCA como en empleado e interventor y 23 años en BANESTO en el cual ostenta los cargos de:
- Director en la Puebla de Cazalla
- Director en Osuna
- Director en Morón de la Frontera
- Director de Zona de Utrera
- Director de Zona de Sevilla
- Jefe Regional del Sector Primario de Andalucía Occidental
Y una vez jubilado, cumple su deseo, alcanza su meta, se licencia en Derecho, en la promoción 2.002 – 2.007. Pero hoy, Antonio, vas a alcanzar otra meta, ahora como cofrade, “Pregonero de 2.012 de tu querida Hermandad”.
Yo, tuve el orgullo de ser presentado por tu hermano José, él me cedió el testigo, y ahora tengo el honor, el gusto y el placer de cedértelo a ti. Todos estamos deseosos de escuchar tus palabras.
Antonio, tuyo es al atril, tuya es la palabra y que Ntro. Padre Jesús Nazareno y Mª Stma. de las Lágrimas te ayuden y te bendigan a ti y a todos los tuyos.
Gracias.
Dios te salve Madre Santísima de las Lágrimas
llena eres de Gracia, el Señor es contigo y,
bendita tu eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre Jesús el Nazareno.
Santa Maria Santísima de las Lágrimas,
Madre de Dios ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
AMEN
Unas palabras para desear una pronta recuperación a nuestro Cura-Párroco D. Juan Avalos ausente por enfermedad, aunque está presente en nuestro corazón.
- Estimados Hermano Mayor, Mayordomo, Junta de Gobierno y Grupo Joven de Nuestra Venerable Hermandad de Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén, Maria Santísima de las Lágrimas y San Juan Evangelista.
- Hermanos Mayores y Representantes de Hermandades y Cofradías de la Puebla de Cazalla.
- Hermanas Franciscanas del Rebaño de María.
- Instituto Secular de las Cruzadas Evangélicas
- Tertulia Cofrade “El Estandarte”.
- Cofrades de la Puebla, familiares, amigos y amigas.
En primer lugar, quiero dar las gracias a mi presentador:
D. JUAN ALFARO NAVARRETE
por el cariño y el afecto que ha volcado en sus palabras y por los elogios hacía mi persona, que no creo ser merecedor, gracias de todo corazón amigo Juan, y gracias a la Junta de Gobierno y al Grupo Joven de la Hermandad por designarme Pregonero.
Corría el mes de Octubre , cuando una noche recibí en mi casa de Sevilla una llamada de José Antonio Martagón, del Grupo Joven, para comunicarme que había sido designado para dar el Pregón de Semana Santa de nuestra Hermandad, la verdad es que me sentí muy abrumado por la responsabilidad que asumía y no merecer tal honor, -aunque en mi fuero interno me hacía mucha ilusión- en principio, al igual que Pedro negó a Jesús, me respuesta fue negativa, para después de una noche de insomnio y antes de que amaneciera comprender que no podía negarme y les rogué unos días de reflexión antes de dar una respuesta afirmativa.
Quiero deciros, que es para mí un motivo de orgullo y satisfacción estar hoy aquí ante vosotros -para más que dar un Pregón narrar algunas de mis vivencias cofrades- convencido que solo soy una figura secundaria los verdaderos protagonistas sois vosotros los cofrades de la Puebla, que trabajáis todos los días del año para este acontecimiento se produzca.
He querido comenzar este Pregón, -a sabiendas, de que será el testimonio de algunas vivencias y sentimientos de este humilde cofrade morisco, durante cuarenta años acompañando de nazareno a nuestras Sagradas Imágenes y sesenta y seis de hermano- con una oración a la Virgen Santísima de las Lágrimas, a la que siempre me he encomendado en los momentos de angustias y tribulaciones que todos los tenemos en nuestro peregrinar por esta vida, para su intersección ante su HIJO, NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO.
La Virgen Santísima, como todas las madres, es refugio de las incertidumbres y preocupaciones de sus hijos, habiendo conseguido por su mediación aquellas metas que me había propuesto en esta vida, incluso alguna que no pude realizar en mi juventud, por motivos económicos –siendo muy joven comencé a trabajar en la tienda de tejidos de Anselmo Barrero- y, que una vez jubilado con más de sesenta años he tenido la satisfacción de conseguir ser: LICENCIADO EN DERECHO.
Y llega para este pregonero el momento de postrarme a las plantas de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de las Lágrimas y tratar de resumir en pocas palabras algunas de sus vivencias cofrades; no pretenderé, porque queda lejos de mis conocimientos recurrir al fondo teológico de nuestra Semana Santa, pero SEÑOR si sé quererte y con ese amor me pongo ante todos vosotros para pregonar nuestra mayor fiesta religiosa.
Nací en el seno de una familia "jesuita", mi padre -al que casi no llegué a conocer- me apuntó de hermano con poco más de un año, desde aquí, en su recuerdo quiero darle las gracias por hacerlo y, tengo la total seguridad de que hoy estará junto a mi madre disfrutando ambos en un balcón del Cielo al lado de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
En la calle del Sol, vecina de la Plaza del Convento, vivíamos muchas familias "jesuitas” la familia Cabello-Ruiz; los Giráldez; los Moreno-Lobo “Antoñirre” –Antonio y Conchita- y otras familias más que no enumero por no hacer la lista muy larga.
Recuerdo que en casi todas las casas, presidiendo el cuerpo principal, había un cuadro con la foto de la primitiva imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de principios del siglo XVIII atribuida a Pedro Roldán, que fue destruida en el incendio del Convento.
En una de las casas, propiedad de Rosario Moreno, existía una imagen de una gran belleza y valor artístico de Jesús Nazareno que estaba dentro de una urna de cristal y madera, que de pequeño solía ir a contemplar.
Rosario Moreno, nunca quiso desprenderse de la imagen; a su fallecimiento fue adquirida a los herederos por otro “jesuita” Joaquín Fernández “Joaquín del Corte Inglés” que la conserva en su casa, que le profesa una gran devoción, y que dice que mientras viva no se desprenderá de ella por nada de este mundo.
¡Qué alegría amigo Joaquín, poder contemplar todos días en tu casa a Jesús Nazareno¡
Hace unos días, después de muchos años, -rememorando mi niñez-, tuve la alegría de volverla a ver; todo ello hacía que muchos niños de la calle Sol crecíamos en la devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Mis primeras vivencias cofrades se remontan a la primavera del año cincuenta y cuatro del siglo pasado, cuando una madrugada del mes de Abril, acompañado de mi hermano nos dirigimos, desde nuestra casa en la calle Sol, al lugar de reunión -antes de realizar la estación de penitencia- de los hermanos nazarenos.
En aquel tiempo, ese lugar se situaba en una casa de la calle Altana propiedad de la familia del Paquito, para después trasladarse a una casa de la calle San Francisco, propiedad de D. Rafael Raya Cárdenas.
No me podía imaginar yo, que aquella ilusión de niño por salir de nazareno la primera vez con su Hermandad, se convertiría en el comienzo de una estación de cuatro décadas que Dios me permitió de forma ininterrumpida acompañar cada Viernes Santo a Nuestro Padre Jesús Nazareno y Maria Santísima de las Lágrimas en su estación de penitencia.
La noche anterior, al acostarme, miré con mucha emoción la túnica que estaba colgada en una percha junto a una silla con el escudo, los cordones, y el cinturón de esparto que mi madre había pedido creo que prestados para que pudiera realizar esa ilusión de niño.
La verdad es que, esa noche, apenas pude conciliar el sueño, esperando la hora de levantarme para vestirme de nazareno.
Durante muchos años, fue mi madre la que se encargaba de plancharme la túnica y preparar los demás complementos y, desde mi matrimonio, ser Maria, mi mujer, la que asumió el compromiso de hacerlo, y también las de mis hijos que durante algunos años hicieron estación de penitencia; aunque por mis destinos profesionales y sus propias vidas dejaron de hacerlo, continúan siendo hermanos de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Maria Santísima de las Lágrimas.
En el lugar de reunión, era costumbre servir una copita de aguardiente y los dulces que son tradicionales en nuestra Semana Santa; empanadillas, magdalenas, roscos fritos y torrijas, lo que nos permitía tomar un poco de fuerzas para hacer mas llevadero el largo recorrido penitencial.
Antes de salir de la casa, el Hermano Mayor con sus palabras, nos trataba de infundir un espíritu penitencial:
"HERMANOS, vamos a iniciar la estación de penitencia y antes quiero haceros algunas recomendaciones de comportamiento durante la misma; no levantaros el antifaz, no quitaros el capirote, mantened el respeto debido durante el recorrido y si alguno no se siente con fuerzas para terminar la estación de penitencia os ruego que se retire a su casa y no vaya por las calles o en los bares vestido con la túnica de Nazareno. Que tengáis una buena estación de penitencia.”
Esta breve alocución, dicha por el entonces Hermano Mayor D. Rafael Raya, fue la primera desazón de mi vida de nazareno -el nazareno niño se toma su papel muy en serio- y, me atrevo a decir que estas palabras influyeron de una manera decisiva en mi comportamiento durante todos los años que salí de nazareno y que procuré siempre llevar a cabo de la manera mas respetuosa.
En los años en que mi hermano hizo estación de penitencia, llevó un escudo “bordado en oro” que anteriormente había sido portado por nuestro padre.
Cuando él -mi hermano- dejó de salir pasé a llevarlo yo durante muchos años, a partir de mi retirada pasó a llevarlo mi hijo Antonio, estoy seguro de que algún día, siguiendo la tradición familiar también lo llevará un nieto o nieta,- alguna ya apunta maneras cofrades- ya que aunque deteriorado aún permanece en la familia, como símbolo en esta correa de transmisión de FÉ y devoción familiar a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Cuando yo me retiré de Nazareno, -utilizando un término taurino cuando me corté la coleta,- llega un momento en nuestra vida en que las fuerzas te flaquean- lo hice un Viernes Santo -año 1993- en la puerta de mi casa, al paso de nuestra Hermandad, en presencia de mi mujer, rodeado de cuatro de mis hijos vestidos con la túnica de nazarenos y ante el paso de la Virgen Santísima de las Lágrimas, dejando constancia de ello para recuerdo de mis futuras generaciones.
Me relevó en la tradición mi hijo Antonio que comenzó muy de niño saliendo de nazareno, para después seguir de costalero; que al día de hoy continúa y tengo la seguridad de que mientras Dios le dé fuerzas no faltará a su cita cada Viernes Santo, para de una forma ú otra acompañar a Nuestro Padre Jesús Nazareno y su Virgen de las Lágrimas.
Al adentrarnos ya en lo que ha de ser este Pregón, quisiera vuestra benevolencia para simbólicamente levantarme el antifaz y convertirme por unos momentos en aquel niño cofrade que fui.
En aquellos años era costumbre, acompañados de la Banda Municipal de Música, recuerdo al Maestro Morilla, Manolo García, Pantaleón Navarrete, Quico Piña, y a un pequeño Antonio González, íbamos a recoger en su domicilio al Cura Párroco, que antes de la salida de Ntro. Padre Jesús nos decía un Sermón desde un balcón a todos los reunidos en la Plazoleta.
Aquello, además de llevar a cabo este acto, nos servia para organizar los tramos de nazarenos que por aquellos años no estamos muy disciplinados que digamos.
En la Madrugada del Viernes Santo, cada año, -este ha sido de veinticuatro meses- la Plaza del Convento se convierte en un bullicio silencioso de familias enteras que entre naranjos y olor a azahar la llenan en espera de la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Maria Santísima de las Lágrimas; las Hermanas franciscanas también son testigos desde detrás de sus ventanas.
El año pasado por inclemencias del tiempo, tras una dolorosa pero acertada decisión de la Junta de Gobierno, no se pudo realizar la estación de penitencia; durante todos los años que salí de nazareno nunca se produjo este hecho, solo en algunas ocasiones se tuvo que regresar precipitadamente al Convento o refugiarse en una cochera cercana.
La salida se produce a las seis de la mañana cuando en la puerta aparece la Cruz de Guía precediendo a la sobrecogedora imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno con la Cruz sobre sus hombros, ayudado por Simón de Cirene, que entre rezos, lágrimas y palmas es recibido por el pueblo morisco.
En épocas anteriores, momentos antes de la salida de Nuestro Padre Jesús, dentro del Convento se decían los Pregones, originarios de nuestra Hermandad, -el de Judas, la Sentencia de Pilatos, la Oración en el Huerto y el del Ángel- que se comenzaron a cantar a finales del siglo XIX y se dejó de hacer en los años treinta del siglo pasado; eran cantados entre otros por El Pollo, El Colorao, Juan Brea, Carmelita Ruiz,………
Madrugada en la plazoleta y TÚ con la Cruz a cuesta, ante la dura sentencia que los jueces te dan en el proceso más irracional:
Pregón Sentencia Pilatos:
Yo, Poncio Pilatos, que presido
la inferior Galilea y su partido,
examinado el proceso,
que contiene los excesos,
las culpas y los delitos,
cometidos hasta el día de hoy,
por el Hijo de María
y de José el Carpintero,
mando que lleve una cruz,
en sus hombros, muy pesada,
que mis guardias lo acompañen
y vaya entre dos ladrones
y un pregonero que diga
de su muerte las razones.
y así vaya hasta el Calvario
el que se dice inocente,
clavado de pies y manos,
en la cruz que habéis llevado,
al Rey de los judíos llamado,
que muera crucificado.
Firmada esta sentencia;
ejecútese hasta el fin.
Pilatos, Presidente de Judea.
Aunque yo no llegué a vivirlos en el Convento, sí le escuche alguno a Manuel Montesinos “Maera”, ánimo a la Hermandad a recuperarlos en la mañana del Viernes Santo, ya que forma parte del legado cultural de nuestros antepasados y no debe perderse para generaciones futuras.
En aquellos mis primeros años, el paso era mandado por una figura "quijotesca" de su capataz, alto de estatura, delgado, de mirada profunda y con un corazón que le rebosaba amor a Jesús Nazareno.
Se llamaba José Gutierrez “Pepe Oma” y hoy estará en un balcón de la Gloria junto a su Padre Jesús Nazareno.
!! Melero, llámate ¡¡ es la voz del capataz.
En la oscuridad se escucha una saeta, saeta que se canta con el alma y que rompe el silencio en la plazoleta:
Como sentenció en su letra un buen “morisco” Salvador Cabello:
“Silencio que viene el día,
en la calle está Jesús,
que no saquen a María,
que no lo vea con la Cruz,
donde vá a perder la vía”
De aquellos tiempos, recuerdo a muchos hermanos con insignias y cirios acompañando a Nuestro Padre Jesús Nazareno que vivían su día mas grande; Antonio Andrade “el Carnicero” y su hermano Fernando con una forma muy peculiar de llevar el estandarte, a Juan Reina, a Curro Corona, Antonio Pozo, a Salvador Martagón “Papocha”, Antonio Vargas Cortés, con su camisa morada -hace unos días nos dejó para reunirse con nuestro Padre Jesús- y otros muchos "jesuitas" que siempre estarán en nuestro recuerdo.
A “Pepe Oma”, con el paso del tiempo, le sustituyó como Capataz otro gran hermano y Mayordomo, José Guerrero, que durante muchos años mandó el paso con mucha seriedad creando un estilo propio y una escuela de hermanos "costaleros".
Hace unos días fué llamado al lado de Nuestro Padre Jesús Nazareno y estará en el cielo formando “tal como viene” una cuadrilla de hermanos costaleros.
Con José Guerrero me unía una entrañable amistad y un gran afecto personal, además de “jesuitas” tuvimos vivencias conjuntas, en los años sesenta ambos fuimos miembros de la Junta Directiva del Casino Mercantil, y posteriormente en un tiempo en que estuve trabajando en la Cooperativa Ntra. Sra. de las Virtudes era él su Presidente.
Tras el paso de Nuestro Padre Jesús son muchas las personas de penitencia, mujeres y hombres, que le siguen cada año “en su estación morisca” para cumplir sus promesas por los favores pedidos en momentos de angustias y preocupaciones.
"Viernes Santo, madrugá
Jesús sale del Convento,
con su penitencia atrás,
en busca de aquel ungüento,
para sus penas aliviar."
A larga zancada, Nuestro Padre Jesús Nazareno abandona la plazoleta e inicia su recorrido por las calles de la Puebla, con el peso de la Cruz de nuestros pecados a cuestas.
“Con sudor frío y descalzo
va caminando Jesús
va camino del Calvario
y no puede con la Cruz
y un hombre le va ayudando.
Al fondo del templo, ya se divisa el paso de palio con un resplandor deslumbrante con la imagen de María Stma. de las Lágrimas que se acerca lentamente a la salida.
Un murmullo se hace visible la Plaza, ya están fuera los ciriales, hay una gran expectación por ver aparecer nuestra Virgen de las Lágrimas que vá en busca de su Hijo acompañada por San Juan el Evangelista que le va indicando el camino al Monte Calvario.
Dios te salve Madre Santísima. de las Lágrimas,
y Dios bendiga a San Juan Evangelista
por hablarte con dulzura,
y quererte consolá
tanto dolor y amargura.
En mis primeros años, el paso de la Virgen de las Lágrimas era mandado por Agustín González "de la Jazmina", recuerdo en los días previos a la Semana Santa, a Agustín junto con su mujer Dolores Ruiz, como camarera y a su prima Ana, y la ayuda de un niño pequeño que ya de mayor fué Hermano Mayor, Antonio Moreno, eran las personas que se encargaban de vestir con mucho amor a la imagen de Jesús Nazareno y de engalanar a la Virgen Santísima, hecho que durante unos años procuraba no perderme, aunque en el momento de vestir a la Virgen se nos invitaba a no estar presente en dicho acto.
!! A esteee ¡¡
“Mucho cuidao capataz,
cuando al compás de la voz,
hagan tos la levantá,
porque es la madre de Dios,
la que bajo el palio vá.
Cuando Agustín se retiró, le reemplazó de capataz, otro gran hermano Rafael Gómez "El Fiel" quien tuvo una importante actuación en la Hermandad durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, procurando en todo momento embellecer a nuestras imágenes con el mayor esplendor posible, especialmente el paso de palio, para asemejarlo a la estética y a la manera de andar los pasos sevillanos.
!! Vamos valientes al Cielo con ELLA ¡¡
“Vamos al cielo con ELLA,
costaleros tós por iguá,
que lleváis a la Madre de Dios,
que tras de su HIJO vá.
A Rafael "El Fiel", le relevó al mando del paso Antonio Moreno -Hermano Mayor durante muchos años,- con el que me une un cierto paralelismo en nuestras vidas, de niño fuimos vecinos en la calle Sol, de joven compañeros en la tienda de Olmedo, después ambos trabajamos en entidades financieras y sobre todo somos amigos y "jesuitas"-
Antonio Moreno, también creó un estilo propio de dirigir el paso de nuestra Virgen de las Lágrimas, incluso se preocupaba de llevar a los costaleros a Sevilla para presenciar ensayos y aprender estilos sevillanos.
Como dice una letra de Salvador Cabello,
“De las Lágrimas te llaman,
por esa cara de duelo,
no hay muerte que duela tanto,
y no hay quien tenga pañuelo,
para que empape tanto llanto”
Quiero tener un recuerdo a otros participes que durante la estación de penitencia hacen una gran labor de apoyo para que la misma se realice sin incidencias;
el “aguaó”, Curro, para aliviar la sed de los costaleros, siempre atento a su cometido.
el “pertiguero”, Juan Muñoz “el Mudo” para salvar los cables del tendido eléctrico, en más de una ocasión se quedaba el paso "enganchao", con peligro de desprendimiento de la Cruz ó del remate del palio.
y también una figura que es fundamental en la economía de la Hermandad;
el ”peidor”, José Rodríguez “Juzca”, José Piña , Jesús Ruiz Lobo y otros muchos hermanos y miembros de la Junta de Gobierno que durante la mañana del Viernes Santo y en los días posteriores a la Semana Santa recorren las calles casa a casa a pedir una ayuda para sufragar los cuantiosos gastos que origina la salida procesional.
En alguna ocasión también participé en esta labor, os puedo asegurar que aunque bastante sacrificado, es muy gratificante al recibir la generosidad de muchas personas y a veces de quien no te lo espera.
En aquellos años de “penurias”, las Juntas de Gobierno tenían que realizar verdaderos esfuerzos en conseguir recursos para sufragar los cuantiosos gastos que suponía la estación de penitencia; incluso en alguna ocasión hubo que plantar lirios en la casa repisa, para poder adornar los pasos ya que el comprarlas suponía un desembolso que la Hermandad no se podía asumir.
Y como voy a olvidarme de los grandes “cantaores” de saetas de nuestra querida Puebla: Alvarito, José Ménese, Diego Clavel, Raúl Montesinos, Rubito de Pará, Pepe la Barbarita, el Rubio el Tange, Manolo el Catato, su hermana Carmeli, Trinidad, Mariano, ….. y un largo elenco de “saeteros” moriscos anónimos que el aire estremecen con la voz de una saeta:
“Quien me presta una escalera
para subir al maero,
para quitarles los clavos
a Jesús el Nazareno”
Como dijo Antonio Machado:
“Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras,
anda pidiendo escaleras,
para subir a la Cruz”.
Durante el recorrido, bajo el anonimato del antifaz, son muchos los momentos de fervor que se viven al paso de nuestras sagradas imágenes, muchos son los moriscos que acompañan a su Hijo Predilecto, creyentes y también no creyentes, enfermos a los que se le gira el paso, rostros que les rezan, que se santiguan y que se les humedecen los ojos, dando gracias y pidiendo a Jesús Nazareno y a la Virgen Santísima su divina protección para él y su familia.
A la memoria, me vienen recuerdos de hermanos nazarenos; Currito Moreno Lobo "El carpintero", con su túnica de cola, Manolo Pineda, Diego Piña, Jesús M. Rivero, mi primo Jesús, y otros muchos que nos veíamos cada mañana de Viernes Santo; hoy quiero recordar de una manera especial a dos hermanos compañeros de estación de penitencia, que durante más de treinta años que he tenido el privilegio de acompañar a nuestra Virgen de las Lágrimas, compartimos vivencias;
"Que suerte Virgen de las Lágrimas,
de acompañarte tan cerca,
ir delante de tu paso,
pegado a tu manigueta.”
Manigueta, un lugar que de acuerdo tácito y en silencio alternaba durante el recorrido con un gran hermano que por su amor y devoción a la Virgen Santísima también quería ir a su lado, José Maria Moreno "Antoñirre".
Al otro lado del paso, junto a la otra manigueta, otro gran hermano Roque Segura "Laureano", con quien mantenía cada Viernes Santo unas escuetas palabras; a la salida me decía:
"Antonio, otro año más aquí con nuestro Padre Jesús y la Virgen Santísima, y al regreso a la entrada, por el cansancio acumulado durante el largo recorrido penitencial, me comentaba; "creo que este ha sido el último que salgo de nazareno, ya me pesan los años".
Al año siguiente se repetían las mismas palabras y así hasta que nuestro Padre Jesús le dió fuerzas, hoy ambos estarán disfrutando en la Gloria al lado de su Virgen de las Lágrimas, gozando de la vida eterna. En su recuerdo elevo una oración.
Al regreso al templo, a las dos de la tarde, cuando el sol del mediodía se recrea en la plazoleta, después de bendecir a los moriscos, entre saetas, aplausos y vítores se produce la entrada de Nuestro Padre Jesús, que muere en la Cruz por todos nosotros para liberarnos de nuestros pecados, porque si Dios muere por alguien de una manera prioritaria es por el pecador, por el más pobre y por el más necesitado.
"Pasa la Semana Santa,
y Jesús, seguirá en el Convento
con su corona de espinas,
con su túnica nazarena,
y llevando sobre sus hombros,
nuestros pecados a cuestas."
Tras la entrada del Señor de la Puebla, lo hace su Madre María Santísima. de las Lágrimas, después de recorrer con todo esplendor las calles de la Puebla, y que al llegar al templo cambia su semblante, vuelve su mirada al pueblo, y lentamente los hermanos costaleros la elevan a pulso, entre vítores de “guapa, guapa,” y la introducen de rodillas al interior del Convento.
¿ Que suerte la vuestra costaleros de la Virgen, llevar a la madre de Dios a cuestas?
“Que para llevar bien tu palio,
y mecer unas bambalinas,
con repercusiones ducales,
hay que tener corazón,
y hermanos costaleros,
que bajo tu paso bailen”
Y la Virgen Santísima de las Lágrimas, quedará en su camarín, firme al pié de la Cruz, donde todos los viernes del año podemos acudir a suplicarle que nos sostenga con su amorosa protección en el camino de la vida.
MOMENTOS EMOTIVOS
Son muchos los momentos emotivos para este pregonero que se viven por las calles de la Puebla, pero quiero destacar uno que desde hace algunos años es muy esperado por todos; la estación en la Casa de las Cruzadas “Guardería” donde junto a las hermanas y las cuidadoras esperan los ancianos, que con mucha devoción, entre rezos, cánticos y lágrimas de felicidad convertidas en pétalos de rosas que caen del cielo porque un año más los mayores han podido verla pasar.
Es un momento sublime que se revive cada año con gran fervor por todos los allí congregados, que se ha convertido en uno de los momentos más esperados y de mayor emoción de la mañana del Viernes Santo.
"Dios te salve, Madre Santísima de las Lágrimas,
Virgen Santa, Virgen Pura, vida, esperanza y dulzura,
Madre de Dios, Madre mía”
Otro momento muy emotivo para este pregonero, es el vivimos algunos hermanos y se produce en la casa de otro gran "jesuita" Antonio Andrade "El Juez", que durante muchos años acompañó a nuestras imágenes, unos de nazarenos y muchos de penitencia en silencio entre los pasos -cada cofrade lleva en sí una Semana Santa particular de fervor- , y que me atrevo a decir que lo hacía en memoria de su padre.
Ello es, que cada mañana de Viernes Santo desde hace más de cuarenta años nos reencontramos un grupo de hermanos para recordar nuestras vivencias cofrades y también para recuperar fuerzas con el “bacalao” que en sus diversos estilos y sabores –a cuál mejor- nos prepara su mujer, Amparito.
Por ley de vida, ya faltan a esta cita muchos hermanos de los que iniciamos este encuentro, -Pepe Medrano, “el Cartero”, José Gómez “el Fiel”, José Montesinos “Maera”, el Lele Osuna y otros-, pero lo revivimos cada año como un acto cofrade más del Viernes Santo, y estoy seguro que este momento no se perderá mientras Dios nos dé fuerzas a todos, incluida Amparito.
HECHOS HISTORICOS
En el año 1967 se produce un hecho histórico en la vida de la Hermandad, que también viví, la adquisición de una nueva imagen de la Virgen de las Lágrimas para sustituir la imagen obra de Enrique Orce tallada en 1937, que presentaba un importante deterioro.
Esta decisión no estuvo exenta de polémica entre los hermanos, la verdad es que todo cambio al principio produce rechazo al llevar muchos años contemplando la misma imagen e identificar nuestra devoción a ella y pensar que todo lo antiguo es mejor.
La nueva imagen –obra del escultor Buíza -muy pronto se ganó el fervor de todos los hermanos, siendo muy venerada por su belleza y por la expresión de su rostro.
La anterior imagen continúa expuesta a la veneración de los fieles y la podemos contemplar en el Convento, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Desamparados, título que también llevó otra imagen de la Virgen a finales del siglo XIX, y una Cooperativa de la Puebla de un gremio de agricultores que en verdad estaban muy desamparados: los viñistas.
Hoy quiero tener un recuerdo para hermanos que en su día también tuvieron una importante actuación en la vida y en la imaginería de nuestra Hermandad; el Hermano Mayor Fernando Andrade "Vito", quien en sus últimos tiempos me comentaba anécdotas de la Hermandad, y que fué quien promovió la sustitución de la imagen de Jesús Nazareno del año 1937, por la actual del año 1945, obra del escultor José Rivera.
También él, hizo el encargo particular de la imagen de San Juan Evangelista, que se incorpora por primera vez al paso de la Virgen, y que fué donada por Fernando "Vito" y por Manuel Gallardo –cuñado de José Montesinos “Maera”- miembros en aquella época de la Junta de Gobierno.
Durante ese período también se incorporó al paso de Nuestro Padre Jesús una nueva imagen de Simón de Cirine, obra del escultor Rivera García, quedando así completa la imaginería de los pasos de nuestra Hermandad que actualmente procesionan cada Viernes Santo.
En el año 1966 se produce un acontecimiento histórico en nuestra Hdad. aunque ya ha sido narrado por anteriores pregoneros, como partícipe en el mismo, no me resisto a comentarlo por la trascendencia que supuso no sólo para nuestra hermandad, sino también para otras cofradías, que siguieron el ejemplo, siendo nuestra Hermandad la primera que tuvo hermanos costaleros en la provincia de Sevilla.
Ante la negativa de los costaleros contratados, -por motivos económicos- a portar el paso de Nuestro Padre Jesús, y proseguir la estación de penitencia, y la angustia del Hermano Mayor, Francisco Andrade -mi tío- fuimos muchos los hermanos que quitándonos el capirote y con gran emoción, nos convertimos en “cirineos voluntarios”, metiéndonos bajos las trabajaderas y llevando a nuestros titulares por las calles de la Puebla.
Aquella mañana de Viernes Santo no se nos olvidará nunca a los que la vivimos, lloró el costalero bajo los pasos, que eran parados en todas las casas de hermanos que querían agasajar a todo el que quisiera pasar y fueron muchas las personas que se ofrecieron de manera espontánea para llevarlos de manera voluntaria.
Algunos de aquellos "cirineos", -entre ellos algunos muy allegados- ya no están entre nosotros, estoy seguro que cada Viernes Santo están disfrutando con las "chicotas" al lado de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Hoy día, muy cerca ya de cumplir los cincuenta años, -Bodas de Oro- han cambiado los modos de llevar los pasos, pero lo que no se debe cambiar nunca es el respeto a la herencia de una larga tradición, siendo muchos los jóvenes los que de manera voluntaria dedican muchas horas de ensayo y sacrificio para portar a sus titulares , para el disfrute de todos los hermanos y cofrades moriscos.
HERMANDADES DE PENITENCIA
Como cofrade “morisco” que soy, permitidme, dedicar una “chicotá” de este Pregón a las Hermandades de Penitencia de la Semana Santa morisca, -casi a todas ellas pertenezco como hermano-, y que cada año con gran fervor hacen estación de penitencia por las calles de la Puebla.
La gran Semana se inicia en la Puebla el Domingo de Ramos con la Hermandad de la Borriquita, siendo el pórtico de nuestra Semana Santa.
Es el día en que los padres acompañan a sus hijos en la bendición de las palmas, niños que acuden con palmas y ramas de olivo recibir a Jesús en su Entrada Triunfal en la Jerusalén Morisca.
En la tarde, por las calles de la Puebla, Jesús montado en una borriquilla hace su recorrido triunfal seguido de su Madre Nuestra Señora de la Paz, con su manto blanco símbolo de la pureza y amor.
"Sobre un humilde pollino, el pueblo te aclamó, después cambio tu destino, y el más amargo camino el mismo pueblo te dió".
El Martes Santo, desde hace algunos años, desfila en Vía Crucis Nuestro Padre Jesús Cautivo, imagen de mucha devoción y fé entre todos los feligreses.
Es fruto de la labor de un grupo de jóvenes integrados en la Hermandad de la Borriquita que en una época de muchas dificultades y con mucha dedicación están haciendo posible que cada Martes Santo la Puebla salga a la calle acompañando al Cautivo en su Vía Crucis.
"Cautivo estás y amarrao pobre y divino cordero, tu verdad te ha condenao, por eso en duro madero, morirás crucificado".
El Jueves Santo, comienza lo que solemos llamar los “días grandes” de la Semana Santa, en ellos hacen estación de penitencia las Hermandades más antiguas de mayor devoción y fervor entre los moriscos.
Al atardecer, la Hermandad del Cristo de la Vera-Cruz inicia su estación de penitencia con un silencio, seriedad y recogimiento digna del mayor elogio.
La imagen de Cristo Crucificado sobre un monte de claveles rojos nos impresiona al verlo aparecer en dintel del Convento:
“Clavao está ese cordero Cristo de la Vera Cruz, desde tu triste madero, nos va brindando el perdón, a toíto el mundo entero."
La madre de Dios en su Soledad, le acompaña abatida por la muerte de su HIJO, que muere por nosotros para darnos la vida eterna junto a la Cruz redentora.
En la tarde del Viernes Santo, de nuevo un gentío llena la Plazoleta, ha muerto Cristo y la Puebla asiste a su Santo Entierro; sobre una canastilla cubierta de lirios, una urna que contiene el cuerpo de Jesús Yacente, que nos impresiona por su expresión y majestuosidad.
Detrás le sigue su madre en su Mayor Dolor, una imagen que al mirarla vemos reflejada en su rostro la pena sin consuelo que tienen todas las madres cuando pierden un hijo.
"Viéndote llorar María, pierden su aroma las flores y es tu dolor Madre mía, Señora de los Dolores, por la muerte del Mesías."
GRUPO JOVENES COFRADES
Queridos jóvenes cofrades: la Semana Santa se vive todo el año en la casa-hermandad, os invito a que la desbordéis con vuestra presencia, a que seáis los principales protagonistas de la nueva evangelización, como primera vocación de la Iglesia, tomando conciencia de la necesidad de involucrarse en los diferentes cultos religiosos como cauce para la propagación del Evangelio.
En palabras del Papa Benedicto XVI a los jóvenes en las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Madrid, nos dice: “que el amor de Cristo por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente estar con los menos favorecidos. Vosotros que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: Vuestra capacidad de amar y compadecer”.
El Grupo Joven de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno lleva a cabo una importante labor, impulsando con la Junta de Gobierno cultos religiosos y actos cofrades durante todo el año, -uno de ellos este Pregón-, son jóvenes comprometidos que se desviven por su Hermandad, y son la esperanza de la que saldrán los futuros miembros de las Juntas de Gobierno, garantizando la continuidad en la devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Lágrimas.
HERMANDADES
La Semana Santa es el tiempo en que la Iglesia y el pueblo conmemoran la tragedia de la muerte y la gloriosa resurrección de Cristo y cuando más se manifiesta el fervor y el sentimiento cristiano.
Las Hermandades son la prolongación del hogar de sus hermanos, el cofrade actual debe se consciente de su misión evangelizadora y conocer las muchas necesidades,-hoy el paro es un auténtico drama en muchas familias-, que se sufre en nuestra sociedad, a veces en nuestras propias familias, vivimos tiempos muy difíciles, atravesamos una grave crisis económica y también de valores, las Hermandades tienen una importante misión con los mas necesitados, siendo la caridad y la generosidad la mejor manera de ayudar a nuestros semejantes.
Para mantener viva la llama durante todo el año, es necesario el fervor y la devoción a nuestras imágenes, donde la Fé y el Arte se funden en armonía para llegar al corazón de las personas e invitarles a la oración y al amor a nuestros semejantes.
Las cofradías no sólo son mantenedoras de tradiciones, también escuchamos la palabra de Dios en nuestros cultos y, como expresión de ello salimos a la calle a mostrarlo en las imágenes que veneramos, siendo responsabilidad del cofrade el mantenimiento y el traspaso de un legado de tradiciones para las nuevas generaciones.
Y llega el momento de ir concluyendo este testimonio, cuando se recibe un cometido como el que he tratado de cumplir con todos vosotros, te vienen de golpe muchos recuerdos, se repasa toda una vida y uno piensa en:
sus padres; que le estarán escuchando desde la Gloria y que le enseñaron a vivir en la Fé en Cristo y a querer a su Hermandad;
en la mujer; con la que un día – hace cuatro días hizo cuarenta y dos años- se comprometió a compartirlo todo en lo bueno y en lo malo y que ha sido mi apoyo durante todo este tiempo,
en los hijos; que son lo mejor que le ha pasado en la vida, que hoy están disfrutando del Pregón de su padre,
en las nietas, que te dan nuevas ilusiones en la vida,
en la familia y en los amigos; en todos aquellos hermanos nazarenos que ya no están entre nosotros,
en aquellas personas anónimas que sin ser cofrades cada Viernes Santo salen a la calle a rezarle a Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Stma. de las Lágrimas,
en todos los que cada viernes del año lo visitan en su capilla para rezarle y pedirle protección para él y su familia; cuantas angustias, cuantas penas, cuantas promesas y agradecimientos encierra la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Y termina su testimonio este Pregonero, que ha querido que la Virgen Santísima de la Lágrimas sea su intercesora ante el Hijo, lleno de Gratitud y de Amor a Dios, a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y a todos vosotros que con vuestra presencia habéis participado prestando mucha atención en esta mañana de Domingo de Pregón: porque Dios es Amor y todo Amor se manifiesta en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Con esta gratitud, digo:
Gracias SEÑOR, por hacerme nazareno, por hacerme costalero y gracias también SEÑOR por concederme el privilegio ¿cómo lo iba yo a soñar? de ser hoy tu pregonero.
He dicho.